Out Of The Furnace, la nueva obra de Scott Cooper (“Crazy Heart”) no evade la típica trama y estructura de una película llevada por la venganza, pero si propone variantes narrativas, dramáticas y técnicas, tanto desde la puesta de cámara como desde el guión.
Una historia de hermanos sobreviviendo en un pequeño pueblo de Pensilvania mantenido practica y únicamente por una vieja acería que vincula y demuestra un momento político económico de los Estados Unidos, donde un candidato a presidente afroamericano tiene las de ganar en las próximas elecciones a la vez que la industria ha sido transferida a Asia, importando el producto elaborado, desmembrando el importante sistema industrial estadounidense y vaciando pueblos y ciudades, o más bien volviéndolos pueblos fantasmas donde personas vagan sin destino. En este marco donde las vías ferrocarriles sobran pero los trenes ya no pasan se desarrolla la historia de Russell Baze, interpretado por Christian Bale (la última trilogía de “Batman”, “American Psycho”, “El Maquinista”, “El Gran Truco”), quien depende de esa acería, trabaja hasta el cansancio y esta enamorado de una hermosa mujer; Rodney Baze Junior, su hermano, un dulce pero perturbado ex combatiente de cuatro servicios en Iraq que no consigue un dólar para mantenerse a flote, interpretado por Casey Affleck (“Ocean’s Eleven”, “Ocean’s Twelve”, “El Asesinato de Jesse James por el cobarde Robert Ford”); el padre de ambos moribundo, y un personaje clave en termino de conexión que es el de John Petty, un prestamista vinculado con los juegos ilegales y apuestas de todo tipo, interpretado por el gran Willem Defoe.
Rodney le debe dinero a John Petty, John Petty le debe dinero a un nocivo y completamente nauseabundo y perturbador Harlan Degroat, interpretado por el nuevamente genial Woody Harrelson, quien no para de presionarlo y amenazarlo para que pague su deuda. Russell, quien no para de trabajar un segundo para poder mantenerse, usa su poco dinero para saldar la deuda de su hermano, pero un día después de tomar unos tragos vuelve en su camioneta y choca accidentalmente a una mujer y su pequeño hijo matándolos en el acto. Automáticamente cae en la cárcel, su hermano Rodney mantiene visitas cordiales hasta que su padre muere y el viaja hacer un nuevo servicio en Iraq. Ambos entran en una descendiente que va a ir formando los personajes que vendrán. Russell sale de la cárcel, feliz de poder ser libre nuevamente y se entera que el amor de su vida lo ha abandonado por el sheriff del pueblo, Wesley Barnes, interpretado por Forest Whitaker (“The Butler”). Mientras intenta rearmar su vida, el desequilibro de Rodney es cada vez mas evidente y comienza adentrarse en las peleas clandestinas donde después de tener suceso en varias peleas termina siendo asesinado por el personaje de Woody Harelson, quien ejecuta a John Petty y a él. En base a una llamada que John ejecuta sin querer queda registrado el momento del asesinato, lo que dispara a una venganza audaz de parte de Rusell, que, sin tener mucho que perder, comienza una búsqueda a toda costa junto a su tío. A partir de ese plot la película se convierte en, literalmente, una cacería.
El horno y las chimeneas de la acería delatan y denotan todo el tiempo lo que se está gestando. Ese calor, ese humo, esa fundición de acero funciona como simetría de los personajes. Todo se va caldeando a medida que avanza el film. Por algo su nombre, “salido del horno” podría ser una de sus traducciones. No solo este elemento funciona como metáfora, cuando decía de que sorprendía a nivel guión me refería a que la obra está llena de simetrías no demasiado implícitas, pero no por ello dejan de ser fascinantes. Los caminos recorridos a través de estos hermosos paisajes del norte de América que, en este caso, ocultan ciertos seres humanos despreciables y anecdóticos, funcionan como las transiciones de los personajes, las búsquedas, que, por lo general, no llegan a ningún lado. Toda una secuencia de la cacería de un ciervo funciona como paralelismo, mientras Russell y su tío cazan, su hermano Rodney es cazado. Porque al fin y al cabo el film es inundado por esa historia, en una continua cacería.
Imposible destacar esta película sino fuera por las brillantes interpretaciones del elenco. Cada personaje está muy bien logrado e interpretado. Harelson logra construir un personaje White Trash sureño excepcional que nos resulta absolutamente asqueroso durante cada milésima de segundo del pietaje. El silencio, los abismos y pequeños gestos interpretados por los diferentes actores aportan aún más opresión y confinamiento, desarrollando una claustrofobia que también es generada por una pequeña profundidad de campo y un movimiento de cámara pequeño pero constante que denota una cámara en mano tremendamente lograda.
La banda sonora principalmente aportada por el tema “Release” del disco “Ten” de Pearl Jam nos acompaña en el principio y en el final del film. Al comienzo adelanta sutilmente lo que va a venir, y en el final, apoya lo que el film nos fue demostrando, la búsqueda en esta cacería, que no es tanto el cadáver sino una especie de liberación, de poder soltar una carga. También vemos denotado esto en los colores y tipos de iluminación donde hay solo un amanecer que se desarrolla en el fin de la obra. Donde la profundidad de campo se hace cada vez mayor como sosteniendo esta liberación. El confinamiento que nos generaba en imágenes anteriores se modifica para que esa visión más profunda nos genere una especie de alivio.
Acompañado por un diseño sonoro más que interesante, lleno de suspensiones sonoras diegéticas, junto a pequeños sonidos que no siempre son funcionales ni respetan lo que estamos viendo; diálogos no demasiado extensos, pero no por ello menores ni faltantes, y los sonidos de los golpes en las peleas que son absolutamente crudos y violentos (los golpes no suenan como en películas de acción sino que suenan chatos, medios y cortos como si golpeáramos un bife con nuestros puños), ayudan y convergen a la imagen generando una experiencia muy diferente y perturbadora, que no estamos muy acostumbrados a que este tipo de obra entregue.
Una película que nos brinda una historia bastante típica, pero que la expresa y demuestra de una manera original e impecablemente realizad . Ridley Scott y Leonardo Di Caprio, quienes originalmente iban a dirigir e interpretar esta obra, aportan desde la producción una visión diferente y marcan también en este departamento una superioridad cinematográfica que ya estamos acostumbrados a recibir desde sus trabajos formales.
JULIÁN NASSIF
Cinematografia 