Star Wars Episode VII: The Force Awakens acerca a la pantalla aquello que tanto se venía esperando desde el momento del anuncio de l a producción. Tarde pero seguro, esta nueva entrega se acerca a lo que nos generaban aquellas viejas películas de fines de los setenta y principios de los ochenta y se aleja, por suerte, de aquella última trilogía de principio de la década del dos mil, repleta de CGI de mal gusto, con temáticas y tratamientos tan inocentes que generaban cierto rechazo para aquellos que no somos fanáticos de esta historia.
Con dirección de un aparente madurado J.J. Abrams, quien se aleja de aquellas producciones repletas de lugares comunes, sensiblerías televisivas e incógnitas inexplicables como supo hacer en productos como “Lost”, esta obra apela, en su gran mayoría, a la nostalgia. Los siempre mágicos escenarios y planetas están “adornados” por ruinas de lo que supo ser el Imperio de los capítulos IV, V, y VI, los cuales recorre la hábil Rey, interpretada por una impresionante Daisy Ridley, una de los elementos más destacadas del film, quien irá incorporando relevancia y poder a lo largo de la película.
Cabe destacar también la interpretación de John Boyega como Finn, el personaje que desata la acción desde el comienzo y el que funcionará como un hilo conductor, junto a Rey, de principio a fin. Nostalgia obliga, y talento también, a mencionar a Harrison Ford como Han Solo, Carrie Fisher como la ahora General Leia y Chewbacca, quienes son los conectores a nuestra infancia y a la memoria emotiva, además de ser personajes elementales de esta historia que, por fin, nos lleva a un camino inexplorado, donde no sabremos que es lo que va a pasar en ningún momento, diferenciándose de la última trilogía, en donde ya sabíamos en que iba a terminar, dado que los primeros episodios realizados eran secuelas.
El diseño sonoro diseñado por David Acord y su desempeño son impecables, como siempre en el caso de las producciones de Lucas Arts, no por algo desarrolló uno de los sistemas sonoros más conocidos en el mundo de las artes audiovisuales como lo es THX. Los copos de nieve resonando alrededor de nuestras cabezas en una de las secuencias definen la calidad del sonido y la de su combinación audiovisual, algo que muchas veces se extraña en el cine argentino y de otros sectores del mundo.
Algo que se celebra, también, es que George Lucas no haya tomado parte en la dirección del film como lo había hecho en las ultimas tres entregas. Había funcionado mucho mejor su trabajo como productor, “creador” de todo este mundo e impulsando el desarrollo de la industria de los efectos especiales en los viejos episodios que su labor dirigiendo los films de la década del 2000.
Adam Driver interpreta al “villano” de esta entrega Kylo Ren, que contempla una gran importancia en el desarrollo de la historia en general pero se pincha en un personaje muy infantil, carente de matices, al cual cuando le vemos la cara nos quedamos pensando “este bobo es Kylo Ren?”.
Pareciera ser que el momento preciso y exacto para realizar sea cual fuere de los episodios es este. El punto al que ha llegado la tecnología a servicio de la industria cinematográfica es clave debido a que la correcta y medida utilización del Live Action junto al CGI generan un mundo creíble y verosímil que nos dejará con la boca abierta en más de una ocasión.
Agradecidamente distante de los últimos episodios realizados, Star Wars: The Force Awakens cumple y supera las inmensas expectativas, aportando un tinte y ciertos matices novedosos que nos ponen a pensar si no estaremos frente a la mejor entrega de toda la saga. A disfrutar y a tararear la banda musical de John Williams durante varios días.
JULIÁN NASSIF
Cinematografia 