SECRETO A VOCES

En un país con una historia de tal oscuridad, la apropiación de bebés y niños pareciera haber quedado como patrimonio exclusivo de la última dictadura cívico militar tanto para el Estado y el poder judicial, como para gran parte de la sociedad; síndrome de lo aparentemente aceptado que históricamente ha sido y es tal aberración.

Misael Bustos documenta un puñado de casos a lo largo y ancho del país, abarcando situaciones que no solo se abocan a la década de los ’70 y ’80, sino que intentan desnudar lo internalizado que los argentinos, solo por dar un ejemplo de país, tienen aquellos sucesos y como el funcionamiento de estratos sociales traccionan para satisfacer las necesidades de ciertos sectores.

La mirada ignota de la justicia y las autoridades frente a la infinidad de casos que suceden, y todos aquellos que ya han acontecido a lo largo de las décadas y siglos, es la contundente evidencia de la sordidez y soledad por la que sus víctimas deambulan, en el relato tan costumbrista y abrumador de la apropiación y robo de infantes que predomina socialmente.

De un carácter clásico y típico, este documental busca denunciar y amoldar una expectante bola de nieve que pareciera comenzar a rodar por una pendiente irregular, en la que esperamos pueda erradicar tales situaciones de crueldad y horror que tan naturalizadas están en la alta alcurnia, como así también han alcanzado por derrame al proletariado.

JULIÁN NASSIF

 

UNA HERMANA

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Sutilmente denunciando cómo las fuerzas de seguridad no sirven para nada, el sistema judicial no funciona para muchos y la burocracia abunda en detrimento a la búsqueda de la verdad y la justicia, Verena Kuri y Sofía Brockenshire relatan la historia de una joven que dedica sus días a buscar desesperadamente a su hermana desaparecida en un pueblo de la zona de Lobos, provincia de Buenos Aires.

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Retratando la belleza de aquellos paisajes, la quietud de la pampa y el campo, y lo dilatado de la forma de vida de lugares cómo aquel, la película contrapone la violencia intrínseca del ser humano y su morbosidad en una crónica que aflige y exaspera, mientras se denuncia un lamentable caso más de femicidio, y la contradicción que se genera en la inercia con la que las autoridades de distintos tipos llevan adelante el día a día.

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Justamente, aquel sosiego es lo que conjuga la potencia de la obra al lograr tal contrapunto entre la turbación y la inmovilidad de un pueblo quebrado por los estratos sociales, la impunidad y la distancia de un país tan extenso como injusto.

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Bella desde una estética simple, “pequeña” y cotidiana, “Una Hermana” ahonda sobre la violencia de género y los femicidios dentro de un ritmo cansino y desahuciado.

JULIÁN NASSIF

 

 

ALGUIEN MÁS EN QUIEN CONFIAR

La cronología de El Reloj es la reconstrucción de vida y obra de una de las bandas de rock pesado más importantes y menos valoradas de la historia de nuestro rock nacional. Dejada de lado por el conjunto de obras que hacen referencia a la historia de nuestra música, El Reloj se corona cómo la primer banda de Heavy Metal del país (al menos dentro de la capital y el conurbano bonaerense), alcanzando momentos culmines del talento metálico con referencias al rock progresivo de la época en la que se fundó: fines de la década del ’60.

Con su jalón en tiempos represivos de Onganía y el posterior aumento de la violencia estatal que se agudizaría con la dictadura cívico militar comenzada en el ’76, El Reloj tuvo tanto potencial como inconvenientes en su difusión, siendo una banda que habría quedado en la historia mundial de haber nacido en tierras más benévolas artísticamente, logrando mixturas musicales que los plantarían en una plataforma musical sublime pese a sus constantes cambios de formación y contratiempos vinculados a los tiempos corrientes de aquellos complejos y oscuros años.

En un documental clásico que no se aleja de la propuesta típica de aquel, donde gana peso “Alguien más en quien confiar” es en su contenido remitente a algo desconocido por muchos, utilizando la sorpresa del descubrimiento y la complejidad del pasar del grupo que comenzó a fines de los ’60 y que hoy día sigue siendo representado.

Siendo la cuna de varios integrantes que marcarían el andar del heavy y el rock nacional, “El Reloj” contuvo la expresión de quienes iban más allá de lo establecido, lográndolo con el esfuerzo incansable de sus integrantes que se ocuparon de cada mínimo detalle, resultando aquello en un arma de doble filo en su caminar musical.

Matías Lojo y Gabriel Patrono reviven una vieja novedad para hacer conocer a los más jóvenes como también así recordar a los más viejos. Otra de esas tantas joyas que la Argentina se ingenió para opacar.

JULIÁN NASSIF

 

JUSQU’À LA GARDE – Custodia Compartida

Con una puesta compresiva que logra la opresión y el sofocamiento que la historia busca retratar, Xavier Legrand descubre la cara oculta de un padre que está en plena lucha por la tenencia compartida de sus hijos.

La capacidad de Legrand de utilizar los movimientos de cámara y las herramientas de la puesta para manipular al espectador resulta agobiante (justamente la sensación buscada), y en mixtura con interpretaciones avasallantes de sus protagonistas:  Denis Menochet, Léa Drucker y Thomas Gioria, redunda en una película que aparenta ser pequeña para expandirse progresivamente hacia la explosión del angustiante desenlace.

El tratamiento de los puntos de vista acompañado con el de una situación tan frágil como tensionante de la custodia infantil y un proceso de divorcio, se ve finamente trabajado para trasladar desde A hacia B una situación que aumenta su complejidad y deslumbra una realidad confusa desde un comienzo, aparentando exactamente lo que no es.

Un film que comienza pareciendo ser una mera situación cotidiana para transformarse en un abordaje intenso y respetuoso de un pasaje desgarrador y traumatizante.

JULIÁN NASSIF

 

ROBAR A RODIN – ESPACIO BAFICI 20 – COMPETENCIA LATINOAMERICANA

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La pérdida trae de vuelta a la memoria lo que no está. Con aquella premisa Luis Fabres, un joven estudiante, ejecuta uno de los robos más llamativos en la historia de las artes. En junio de 2005 entra al Museo de Bellas Artes de Santiago de Chile, toma una valiosa escultura de Auguste Rodin y sale por la puerta principal sin ningún tipo de alarma ni apuro. Un día después, cuando las autoridades notan el robo y se arma un escándalo a nivel nacional, Fabres la devuelve, se acerca a una comisaría e intenta armar una historia que rápidamente es desacreditada, preparándose para confesar.

Cristobal Valenzuela logra documentar aquel descabellado evento en un film que abarca lo sucedido y sus repercusiones, para ir auto descubriéndose a sí mismo, como también al artista que llevó adelante los hechos y así lograr una buena dosis de suspenso, ahondando en una intriga de un evento tan increíble como influyente para la difusión artística, ya que luego de aquel robo la exposición rompió un récord de asistencia histórico para un lugar de aquellas características.

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El debate sobre la potencia de la ausencia, la curiosidad y la necesidad que aquella pareciera generar no es tan discutido, como sí lo es la forma de generar aquella carencia. Si el robo a la Mona Lisa fue una de las principales razones de su éxito, este film hace mella en la relación entre el arte y sus consumidores, revisando y reflexionando sobre la discusión de la concepción del arte y su admiración.

JULIÁN NASSIF

 

LA PELÍCULA INFINITA

Con fragmentos fílmicos de películas como “El Eternauta” y “El adentro” de Hugo Gil, una versión de “Zama” de Nicolás Sarquís, “La Neutrónica explotó en Burzaco” de Agresti y “Sistema Español” de Rejtman, entre tantas otras, Leandro Listorti construye un relato nuevo y original al combinar aquellos fragmentos de película que nunca se terminaron de realizar, logrando una cinta elíptica que al deambular por distintos climas y sonidos (hay fragmentos que carecen de aquel y otros que solo tienen una pista sonora dejando en un fuera de plano en campo cosas y personas que deberían sonar)  transmite la sensación de una obra que podría nunca acabar, retroalimentándose de sus propias fisuras, acentuando en su montaje descuartizado las inconmensurables historias que pueden salir de aquel material.

Por más infinitas posibilidades que existan, “La película infinita” tiene un contenedor para todo aquel pietaje. Justamente, la decisión de su autor que, como varios realizadores en los últimos tiempos, crean un relato en base a fragmentos de retratos pasados.

De una belleza estética que se debe a su soporte y a sus elecciones (o casualidades) sonoras, observar lo que nunca vio la luz recurre a nuestra curiosidad y voyerismo, encontrando el interés necesario para que el espectador encuentre satisfacción en rarezas cinematográficas, y afirmando que este tipo de obras aún pueden (y podrán) cautivar.

JULIÁN NASSIF

LUZ – ESPACIO BAFICI 20 – COMPETENCIA VANGUARDIA Y GÉNERO

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De características reminiscentes al cine apocalíptico de ciencia ficción y terror de la década del ’80 y soportado en un bello Kodak 16mm, Tilman Singer propone un film que redunda en capas oníricas superpuestas, formando una trama repleta de metáforas y simetrías asuntos religiosos, vinculando posesiones y actos divinos con tintes fantásticos proclamados en una obra aprovechadora de la potencia poética del cine, utilizando cada una de sus herramientas para transmitir un argumento complejo basado en escenografías reducidas, con un ingenio retórico apabullante, demostrador de la magia conseguible cuando es combinada pericia e imaginación.

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Sin desnudar nada de su argumento (mejor no revelar nada de aquel), enumerar los aciertos de la obra, como lo es, también, un espectacular diseño sonoro y una, aún mejor, banda sonora, es necesario para destacar su categoría e intentar de transmitir la sensación de ver algo que, inspirándose en el pasado, logra un producto tan cautivante como expresivo, afirmando con la utilización de un ya antiguo soporte, que la atemporalidad que se genera al utilizar su estética, puede ser una de las mejores cartas guardadas de un probable, esperemos, regreso del fílmico (o al menos una agonía prolongada).

JULIÁN NASSIF