Film que abarca la obra del inmenso Patricio Guzmán, recorriendo la mayoría de sus documentales, que están vinculados de forma u otra con Salvador Allende, el golpe de estado que lo derrocó, la dictadura de Pinochet, el terrorismo de estado, los desaparecidos, la tortura y la muerte.
“La Batalla de Chile”, “Chile, la memoria obstinada”, “El Caso Pinochet” y “La Nostalgia De la Luz” son las obras que el director y escritor francés Boris Nicot toma como punto de partida para analizar la obra pasada, la actualidad, las futuras obras y la visión general que tiene Patricio Guzmán sobre la historia de Chile, sobre las dictaduras, sobre el pueblo y sobre la inabarcable violencia, pero también fuerza, sensibilidad y lucha del pueblo chileno frente a su pasado.
Lo fantástico de su obra queda por debajo de lo atrapante, lo absoluto y lo talentoso que es el propio Guzmán, que es quien va contando la propia historia de sus films y su vida. Su forma, su modo, sus analogías, funcionan como clases maestras de cine documental, de análisis artístico y de una capacidad de abstracción, combinada con una mayor de asociación que es lo que marca sus films y lo que lo llevó y lleva al lugar donde ha llegado y/o irá a llegar.
Sentir en su mirada, en su relato, en sus mínimos gestos, toda la potencia narrativa, dramática y emocional, es el mayor logro de Boris Nicot, quien con algunos puntos de partida deja a Guzmán analizar su propia obra e intentar explicar el porqué y el como de lo que ha desarrollado.
En pequeñas oraciones, con pequeños elementos, enseña como hacer lo que el hizo o al menos nos deja ingresar a su mundo, a su creatividad, nos deja sentir casi con el tacto su dolor, el dolor que compartió con sus colegas y sus compañeros militantes y el profundo dolor de los desgarradores testimonios que se encuentran en las diferentes películas y en las diferentes proyecciones de aquellas, donde se imprimen las consecuencias de sus montajes.
Funciona como un backstage arrollador y superador donde vamos descubriendo secretos o cosas que “no se vieron”. Donde encontramos las explicaciones del porque de ciertas decisiones cinematográficas. Donde nos explica “como lo hace” y nos seguimos preguntando “¿como lo hace?”. Como hace para reducir los conceptos y asociarlos, para que todo parezca tan simple de realizar después de que nos cuenta como fue el camino.
De a momentos sentí ese pequeño y agradable escalofrío de cuando uno está cerca de alguien que lo hace sentir muy cómodo. Esa cosquilla de aquellas pieles que se imantan como el tacto de nuestra madre sobre el rostro, sobre nuestro pelo. Uno quisiera poder hacer como él y eso es fascinante. En su dolor y en su virtud. Esperemos que las películas de Patricio se miren por cien años, durante un siglo, como el tiempo que lleva equilibrar, según él, las atrocidades del genocidio.
JULIÁN NASSIF